Hoy escribo para decirte que no ha sido fácil aceptar que te hayas ido. No fue fácil darme cuenta que ya no estabas a mi lado, que ya no hubiera a quien ver cada día, con la espera de un te extraño. Fue difícil ver que ya no llamabas, que ya no estabas para mi. Quise llamarte, quise volver a verte, quise que infinitas cosas volvieran a ser como antes, pero ninguna se pudo. Y ahora estoy aquí, escribiendo que si pude estar sin ti, que no eres en realidad la persona que quería, lastima que tarde en darme cuenta. Aunque te amé, pero, aprendí en este tiempo a aceptar la realidad. No puedo estar detrás de alguien cuando no quiere estar conmigo. Así que decidí dejarte en el pasado, dejar de cargar los recuerdos, besos, abrazos, fotos, lugares, palabras, dejé tiradas del suelo. Hoy me encuentro mejor, si es que te lo preguntabas. Hoy puedo desearte ser feliz con la persona que quieras, sin que me duela. Hoy puedo ser feliz, hoy ya no pienso en ti, hoy ya no estás en mi. Hoy haz pasado a mi ayer.
Quiero estar para ti cuando me necesites, cuando quieras estar con alguien que te escuche, que te abrace y consuele, quiero estar ahí para ti. Cuando no te halles en este mundo de locos, cuando necesites mil consejos, quiero estar ahí para ti. Cuando quieras llorar, quieras conmigo reír, conmigo ser quien eres, ser simplemente tu, simplemente quedarnos en silencio, quedarnos mirando el cielo, mirando recuerdos que vuelan, recuerdos que nuestros suspiros llevan. Cuando necesites una persona, yo estaré para ti. Cuando me necesites, correré hasta donde estés.