→ Amor en forma de café

3/25/2013


Pero fue tan rápido, todo pasó, pero pasó de la peor forma. Recuerdo como sucedió todo y me duele recordar.
Jane y yo solíamos ir a una cafetería cerca del trabajo, nos conocimos en esa cafetería y posteriormente en el trabajo. Jane entraba al trabajo a las 11:00 am, pero llegaba desde las 9:15 para desayunar, en la planta baja del edificio, pues ahí se localizaba la cafetería. Ella siempre pedía un café moka, el cual nunca terminaba, se sentaba en un sillón y escribía cosas en su agenda, nunca me dejaba ver. Yo llegaba 15 minutos después, y pedía siempre un café americano solo para acompañarla.
Nos sentábamos a platicar, cada día había algo nuevo que conversar, cada día nos conocíamos más, cada día nos enamorábamos más. Se podía notar, se podía notar en nuestras miradas, entre nuestros silencios, entre nuestras sonrisas. Estábamos más que enamorados.

Al poco tiempo nos hicimos novios.      
Así pasaron los días, pasaron los meses.

Hasta que un día… ese fue el peor día, lo peor que pude hacer. Cite a Jane por la mañana, aunque siempre nos veíamos ahí, había veces en que ella no llegaba o yo.
¿Por qué? ¿Por qué tuvo que pasar así? No logro olvidar lo que pasó. Justo cuando llegue a la cafetería para verla… pasó todo en un segundo. Gritos, polvo, llantos. ¿Quién iba a pensarlo? ¿Por qué justo ese día? ¡La peor catástrofe en mi vida!
En fin, pasaron los años. No tuve contacto con ella desde entonces. Me sentía culpable, solo en mi mente pasaban imágenes de aquel día y a veces, más bien, siempre pienso en “¿Qué habrá sido de ella?

Hasta que hace algunos días, esa pregunta se aclaró. Alguien toco a la puerta, no podía creerlo, era ella ¡Era Jane! La pude reconocer, tan bella como siempre, simplemente la vi y la abrace con lo más profundo de mí ser, quería sentir que era verdad, quería sentirla.
Le dije que pasara y tomara asiento, así fue, le invité una taza de café y conversamos de todo; sobre nosotros, de lo  que había sido de nuestras vidas, después de aquel día, que cambio y entre otras cosas más, cada palabra que nos decíamos era sorprendente, era como si nos volviéramos a conocer, éramos como dos extraños con tantas cosas en común. Después de la larga charla, hubo un silencio, Jane termino de beber su café y pregunto.

— ¿Qué es esto? — Dijo mientras inclinaba la taza sorprendida.
Deje un silencio corto, suspiré y respondí.
Ese día, cuando nos citamos, pensaba darte esta tasa. Esperaba que ese día terminarás tu café—Respondí  sonriendo, para evitar llorar más. —Pero vaya que fue un error — continué con un suspiro.
No pudimos los dos evitar llorar, dejamos todo a un lado y nos abrazamos.

En la tasa, al fondo, tenía una leyenda que decía:
“11/09/2001
¿Te quieres casar conmigo? ”

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